martes, 17 de julio de 2012

PAN, testaferro del PRI



PAN, testaferro del PRI
Por: Sanjuana Martínez - julio 16 de 2012


A los votantes del PAN debería de importarles la entrega de nuestra democracia que Josefina Vázquez Mota y Gustavo Madero pretenden consumar con el PRI. No es la primera vez que el PAN negocia un fraude electoral con el PRI. Hizo lo mismo hace 24 años cuando avaló la presidencia cuestionada de Carlos Salinas de Gortari a pesar de las serios cuestionamientos de un fraude electoral perpetrado con la famosa “caída del sistema” de Manuel Bartlett. El PAN fue capaz de sacrificar a su candidato Manuel J. Clouthier.

La cúpula dirigente ignoró la movilización ciudadana encabezada por Maquío junto a Cuauhtémoc Cárdenas y doña Rosario Ibarra de Piedra para protestar por el fraude electoral. El candidato presidencial del PAN lo dijo: “El sistema de cómputo se cayó porque los representantes de los partidos de oposición en dicho sistema descubrieron un banco de datos ya con resultados, apenas dos horas después de concluida oficialmente la jornada electoral”.

Maquío, a quien conocí y he admirado siempre por su integridad y compromiso con la democracia –una lucha que continúan sus hijos Tatiana, Rebeca y Manuel–, denunció la ruptura de la legalidad y creó un movimiento de resistencia civil para exigir la repetición de las elecciones. Maquío era un hombre valiente y enfrentó la ira de la escolta de Miguel de la Madrid que incluso llegó a cortar cartucho en su cara.

Exigió la apertura de los paquetes electorales e impugnó las elecciones: “¿Valdrá la pena negarse a la revisión de los paquetes a costa de la legitimación y autoridad moral del próximo gobierno?”. Al final, el PAN ratificó los resultados electorales que permitieron la presidencia de Salinas de Gortari, uno de los sujetos más dañinos para nuestra débil democracia. Maquío siguió luchando y realizó una huelga de hambre, del 15 al 22 de diciembre de 1988, en protesta por las denuncias de fraude electoral.

Quienes criticaron el gabinete alternativo de Andrés Manuel López Obrador surgido luego de las elecciones del 2006, deberían recordar que fue Maquío quien el 12 de febrero de 1989 presentó a su gabinete en la sombra para vigilar las acciones gubernamentales del Presidente ilegítimo. Allí quedó la foto tomando protesta de Diego Fernández de Cevallos, Jesús González Schmall, Fernando Canales Clariond, Francisco Villarreal Torres, Rogelio Sada Zambrano, María Elena Álvarez Bernal, Vicente Fox, Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena, María Elena Álvarez Bernal y Moisés Canale Rodríguez. ¿Cuántos de los miembros de este gabinete alternativo han traicionado después los principios democráticos?

El PAN negoció con el PRI la “legitimidad” de la presidencia de Salinas de Gortari, pudo pactar su entrada al poder doce años después y benefició a los elites empresariales y de la Iglesia católica con reformas cocinadas en la sombra. No le importó la digna lucha de Maquío, la movilización ciudadana, ni la protesta social encabezada por su más grande líder. En estas elecciones seriamente cuestionadas por el fraude, el PAN repite historia de manera vergonzosa.

 Acepta negociar en la sombra con el PRI y en este momento se reparte el botín del Estado, un negocio próspero que nutre a los villanos, traidores y zopilotes del sucio sistema político que los mexicanos seguimos padeciendo injustamente. Por eso, Josefina ¿diferente? se apresuró a aceptar su derrota con el dos por ciento de los votos computados, por eso Madero se adelantó a declarar que el PAN no iba a impugnar las elecciones, por eso el PAN reconoció como “presidente” a Enrique Peña Nieto, por eso los panistas guardan un silencio ominoso ante las evidencias de fraude electoral.

Los votantes del PAN deben preguntarse en la intimidad de su conciencia moral si esta actitud poselectoral repetitiva del partido que eligieron es ética y decente. Deben preguntarse si los panistas honrados como Maquío avalarían dicha aberración, deben tener la nobleza para aceptar el error y sumarse a la resistencia civil pacífica que en su momento encabezó el gran Manuel Clouthier y que ahora defiende Andrés Manuel López Obrador. Aquí no se trata de colores o partidos, se trata del futuro de México, de evitar la imposición de un candidato seriamente cuestionado por el fraude.

La anulación de las elecciones es un derecho de los mexicanos consagrado en la Constitución. Merecemos unas nuevas elecciones marcadas por la equidad y la limpieza, por la certeza de los resultados. No podemos aceptar la suciedad de unos comicios que se vendieron a través del hambre y la miseria de millones de ciudadanos sumidos en esa condición por un gobierno indigno. Felipe Calderón fue el gran operador de la negociación con el PRI de Peña Nieto. Ambos se pusieron de acuerdo para repartirse el despojo de la riqueza de este país, ambos formaron parte del teatro de la noche electoral; uno saliendo prematuramente a declararlo ganador y el otro levantando tímidamente el brazo triunfador manchado por el fraude.

La resistencia civil pacífica es necesaria ante el atropello del expolio del sufragio efectivo que nunca será sufragio con efectivo. Más allá de la responsabilidad de Monex, Soriana y el PRI, está la responsabilidad del PAN, un partido que se suma a la ignominia de “negociar” las componendas del poder y convertirse en el PRIAN. No permitamos una vez más la imposición. Participemos en la protesta desde nuestro lugar, formemos parte de la resistencia. Luchemos hasta el final.

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